8/9/10

No hay nada que dure como la vida de nuestro cuerpo


Cuando era una niña creía que siempre seria una nieta, una hija, una hermana, una prima… lazos de sangre. A los 14 años vi que dejaba de ser nieta. A los 21 años fui esposa, a los 47 fui divorciada. Hoy aún soy hija, aún soy hermana, aún soy prima, pero además a partir de los 24 años empecé a ser madre, a partir de algunos más pase a ser suegra, recientemente he sido abuela.

Un día dejare de ser hija, otro día puede que deje de ser hermana, también puede que deje de ser prima, puede que deje de ser madre, puede que… y solo hablo de lazos de sangre.

Un día fui estudiante, otro empecé a ser trabajadora, otro a dejar de creer en Dioses, otro a admirar a Katharine Hepburn, otro a conectarme con Woody Allen, otro a desear que Sabina pensara en mí al escribir sus canciones, otro a apreciar los silencios de la trompeta de Miles Davis…

Un día empecé a hacer deporte, otro día a caminar por las montañas, otro día empecé a practicar el nudismo, otro día me hice militante de un partido político…

Un día me enamoré, un día odie, un día empecé a amar, un día empecé a desear…

Ni a los 14, ni a los 21, ni a los 24, ni a los 47, ni hoy he planificado mi vida pensando en que algunos de estos aspectos estarán en mi vida hasta los 100 años (es una ilusión que solo mi entorno de lazos de sangre y amistades podrá confirmar)

Por eso me sorprenden tanto los tatuajes que están en el cuerpo de esos chicos, chicas, hombres, mujeres. Esos tatuajes que les van a acompañar hasta que su cuerpo se rinda (igual hasta los 100 como el mío).

Hace pocos días, un compañero de trabajo me comentó que conocía a una chica que a los 18 años se tatuó los dos brazos enteros, hoy a los 22 años va siempre en manga larga tapando estos dibujos. Si ella también llega a los 100 años, me surge la pregunta ¿estará 78 años odiando parte de su cuerpo?

Cicatriz, lagrimas o gotas de sangre, espinas, brazalete de cuero con pinchos...
Los 7 pecados capitales y ...

5 comentaris:

  1. La cantidad de cosas que habrá empezado, continuado y terminado. Ojala aún tenga deseos de iniciar pasos.
    Un abrazo Jesús

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  2. Gracias por haber tatuado tu comentario en mi espacio, ya tuyo. Y gracias por tu blog y por esta reflexión sobre las tintas del tiempo en que seremos ¿qué, quiénes y en dónde?



    Saludos...

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  3. Lo siento igual que tú. Por un lado cada vez queremos comprometernos menos. Nadie se casa para toda la vida, porque asumimos que no estamos seguros de nada. Sin embargo, quienes se tatúan parecen seguros de que siempre amarán esos dibujos. Enorme contradicción. No nos comprometemos con nosotros mismos, con los demás, con el mundo, y parece más fácil para algunos comprometerse con una estética, justamente una estética, que al final es lo más perecedero del mundo.

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  4. Me alegra tu comentario. Tus palabras dan en la diana de lo que queria transmitir. Veo que lo he logrado.
    un abrazo y .... bienvenido

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